Foro 1. Analizar el caso práctico
Mtra. Nancy Perez Cruz
Alumna: Magda Isabel Fonz Cabrera
Matrícula: 86819
Grupo LP08
¿Qué es una organización inteligente?
Un organización inteligente es aquella que es autónoma, se basa en el mercado, desarrolla la capacidad de sus empleados, identifica los modelos mentales y los desarrolla, su visión es compartida, fomenta el trabajo en equipo y genera pensamiento sistémico.
La división del trabajo y la espe-
cialización son requisitos del fun-
cionamiento e caz. Cada puesto
tiene de nidas sus tareas, y las
responsabilidades de empleados
y directivos son acordes a ellas
(Weber, 1924/1947).
Es decir, en el modelo Inteligente es necesario conocernos cada uno y saber que debemos modificar y qué debemos potencializar. Las habilidades y capacidades se deben fortalecer para mejor aprovechamiento de todas nuestras posibilidades.
Es decir, en el modelo Inteligente es necesario conocernos cada uno y saber que debemos modificar y qué debemos potencializar. Las habilidades y capacidades se deben fortalecer para mejor aprovechamiento de todas nuestras posibilidades.
¿Cuál o cuáles son las teorías organizacionales que más se acoplarían a una organización inteligente?
Primeramente, la Teoría de las Relaciones Humanas. En esta Teoría encontramos que los aspectos emocionales del trabajo resultan más importantes que los físicos, por lo tanto la inclusión de los empleados es básica.
Las motivaciones de los empleados es una de las tareas de el Gerente. Entonces podemos decir que la forma más benéfica de organización es la que integra a todo el material humano que la hace funcionar.
Igualmente podemos mencionar la Teoría de la Contingencia.
Esta teoría nace a finales de los 50s y nace de investigaciones empíricas aisladas, donde se buscan los modelos organizacionales eficaces y productividad. En esta teoría hay cuatro contextos ambientales que generan estructura al proceso de comportamiento organizacional.
Cuando hay un ambiente tranquilo es el "entorno estático y aleatorio. Igualmente encontramos el el estático y segmentado, así como el perturbado y reactivo y el de campos turbulentos. En otras palabras, nuestra productividad depende de dónde y cómo se desarrolla el ambiente laboral.
Arciniega, Woehr y Poling (2008: 527), “la similitud de características y atributos de los integrantes será la fortaleza del equipo, ya que la compatibilidad ayudará a que la interacción entre ellos sea motivante y productiva”.
La Teoría de la Calidad Total.
En esta teoría, se rechazan los productos que no cumplen con los estándares de calidad, donde además se menciona que la calidad se obtiene por las personas que laboran que por sus técnicas. En la gestión de la calidad total es el proceso de producción de el servicio o producto que se ofrece. Y la base que hace el engranaje según esta teoría es el compromiso de los trabajadores, la capacidad de cada uno de ellos y la comunicación que se genera entre ellos.
Igualmente debemos mencionar a la Teoría Z, donde los japoneses han puesto sus conocimientos e incluso, y sin embargo fue un norteamericano quién la implementó. Esta teoría pone énfasis en las relaciones humanas, donde se señala que las necesidades del material humano debe ser cubierto, ya sea de manera personal o del grupo. Igualmente en la toma de decisiones que debe ser el producto de un proceso del grupo en general. En esta teoría es importante las relaciones humanas, el trabajo en equipo, la forma de trabajar y motivar de sus gerentes para que la efectividad sea óptima.
Bibliografía:
Medina, A. y Ávila, A. (2002). Evolución de la teoría administrativa. Una visión desde la psicología organizacional. Revista cubana de psicología. Vol.19, No.3. Pp. 262 – 271
Rivas, L. (2009). Evolución de la teoría de la organización Universidad & Empresa, vol. 11, núm. 17. Pp. 11 – 19
Medina, A. y Ávila, A. (2002). Evolución de la teoría administrativa. Una visión desde la psicología organizacional. Revista cubana de psicología. Vol.19, No.3. Pp. 262 – 271
Rivas, L. (2009). Evolución de la teoría de la organización Universidad & Empresa, vol. 11, núm. 17. Pp. 11 – 19
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